¿Qué es la vegefobia (o veganofobia)?
La vegefobia es la aversión hacia las personas veganas y vegetarianas.
Su base es la negación, una especie de miedo inconsciente hacia quien piensa de forma diferente.
Y que a menudo, corresponde también al «temor» de salir de costumbres y creencias muy arraigadas.
Así que… ¿existe de verdad la vegefobia? Pues sí.
Indice
Vegefobia y homofobia
Para entender mejor el concepto, se puede hablar de vegefobia (vegephobia, en inglés) haciendo un paralelismo con la homofobia.
La homofobia es el prejuicio hacia las personas con una orientación sexual diferente a lo que uno mismo considera habitual o licito.
La homosexualidad, históricamente, alimenta formas injustificadas de prepotencia, odio e intolerancia entre las personas que no aceptan y/o niegan su existencia.
Lo mismo pasa con el veganismo, que recoge la hostilidad de quienes (los vegefobicos) se oponen a una elección que va más allá de una dieta alimentaria y que representa un estilo de vida ético basado en el respeto de todos los seres sintientes.
Los veganofóbicos manifiestan una tendencia a marginar, excluir, hacer bullying o actuar de forma discriminatoria contra veganos y/o vegetarianos.
Esta hostilidad tiene ciertas connotaciones psicológicas ligadas, como hemos mencionado, al miedo y a la negación.

El miedo
Ambos términos, vegefobia y homofobia, hablan de «miedo».
¿Qué es el miedo? Es un sentimiento subconciente, que provoca rechazo o temor, y puede llevar a reacciones de auto-defensa.
Así, el veganismo, basado en el respeto por la vida de los animales, puede llegar a generar «miedo» o «rechazo» en muchas personas.
Miedo a lo desconocido.
Rechazo a descubrir algo «diferente» y capaz de comprometer hábitos y certezas.
¿Por qué? Porqué el veganismo pone patas arriba un sistema de abuso animal arraigado y considerado «normal».
Pone en duda costumbres basadas en la explotación de seres más débiles que no pueden defenderse.
Cuestiona el especismo y un dominio humano considerado socialmente «correcto» y aceptado según las supuestas «leyes de la naturaleza».

La negación
La base de todo es la negación, que puede manifestarse a diferentes niveles.
1) La negación de «otra realidad» (el veganismo) y de otro modo de pensar y vivir. Los vegefóbicos pueden llevarlo al extremo con acciones de odio, represión o bullying hacia los veganos. Las redes sociales ofrecen varios ejemplos.
2) La negación expresada a través del silencio. Un silencio que lleva a mirar hacia el otro lado, evitando el problema en lugar de encararlo. Un silencio que oculta la horrible realidad del sufrimiento animal y la injusticia ligada a su explotación.
3) La negación como tentativo de «justificar» el sistema bajo el concepto que está en el orden natural de las cosas el comer carne, como un comportamiento socialmente aceptado que pero, en realidad, oculta la masacre diaria de vidas inocentes.
La negación, junta al acto de reprimir u ocultar hechos o realidades, impide combatir el persistir de las injusticias.

El papel de la sociedad
Nuestra sociedad se ocupa de ocultar el sufrimiento y la explotación animal.
Mantiene hábilmente a las víctimas de estos abusos (los animales) fuera de la vista, escondiendo las crueldades de las industrias del sector.
Lo hace también con la ayuda de los reyes del marketing, capaces de bombardear el imaginario colectivo con anuncios (supuestamente) positivos:
«Pollos criados en libertad«, «pescado fresco de nuestro mar». Y como no, las siempre actuales «vacas felices en el campo» visibles en casi todos los envases de leche.
Estos mensajes consiguen fácilmente manipular y engañar el imaginario de la gente menos informada (mucha, independientemente del nivel cultural) ocultando hábilmente las matanzas y las explotaciones que se esconden detrás de estas industrias.

Cómo los vegefóbicos ven a los veganos
Los veganofóbicos basan su ideología en la convicción de tener una respuesta universal, correcta porque socialmente aceptada.
De esta forma se pretende anular la opinión de quien piensa de manera distinta. En estos sujetos, la crítica es a menudo radical y/o sin bases científicas.
Pero para entender mejor el modo de pensar de un vegefóbico, nos apoyamos a algunos datos.
En 2007 se llevó a cabo en Reino Unido una investigación sobre la veganofobia.
Se examinaron casi 400 artículos de periódicos sobre las palabras «vegano», «veganos» y «veganismo».
El 74.3% de los artículos se clasificaron como «negativos», el 20.2% «neutrales» y solamente el 5.5% como «positivos».
En los artículos negativos, la tendencia preponderante era la de:
- Ridiculizar el veganismo
- Caracterizarlo como ascetismo
- Afirmar que es imposible de sostener
- Tacharlo el veganismo como una «moda»
- Retratar a los veganos como sentimentales
- Definir los veganos como hostiles.
Ha pasado más de una década y muchos pasos adelante se han hecho a nivel de conciencia social, como demuestran los recientes estudios sobre el crecimiento del veganismo en el mismo Reino Unido.
No obstante, este informe ofrece datos muy interesantes, desde un punto de vista psicológico, acerca de las creencias de los vegefóbicos.
Se comprende inmediatamente como las costumbres de «toda la vida» sean difíciles de desmontar a falta de conocimiento y motivaciones.
Y una vez más, nos muestra la tendencia de cómo fácilmente mucha gente rechace lo «desconocido» o lo que puede hacer temblar sus hábitos.

Cómo comunicar con un vegefóbico
¿Existe una manera eficaz para transmitir nuestra elección vegana sin provocar rechazo o defensa por parte de quien nos escucha?
La realidad es que no existe una regla de oro.
Cada persona tiene sus valores y una diferente sensibilidad, pero sobretodo maneras muy propias de expresar ideas.
Cada persona que recibe un input, lo procesa según su emotividad, sus experiencias y convicciones personales.
Esto hace que un mismo mensaje, comunicado de igual manera, pueda ser percibido de forma distinta según quien lo escuche.
Lo que sí es cierto, es que expresar nuestros ideales de forma agresiva o prepotente, o ridiculizando quien piensa de otra manera, es sólo contraproducente.

Usa la fuerza de las ideas
Los resultados mejores pueden ser perseguidos con la fuerza de las ideas, con razonamientos inatacables, con pruebas científicas o incluso, con la oferta de mostrar a nuestro interlocutor una lectura diferente y distinta de lo «comúnmente aceptado» por la sociedad.
Hay que saber tener empatía y respeto con quien piensa distinto.
Llevarlos a nuestro terreno poniéndonos como un ejemplo constante y positivo, que lleve a la emulación y no al rechazo.
Se trata de un punto muy importante: las personas no están obligadas a cambiar de opinión.
Y puede que no lo hagan nunca. Pero tampoco puedes descartar que lo hagan a largo plazo.
Recuerda que muchos de los veganos de hoy, comían carne ayer.
Así que tú ejemplo, a lo largo del tiempo, puede ser inspirador para muchas personas.

Explica los riesgos para la salud
Acuérdate que no todo el mundo puede tener tú mismo punto de vista.
Considera que la ética del veganismo puede no ser compartida por los vegefobicos, pero puedes ofrecerles también otra perspectiva, esta vez ligada a la salud.
Por conciencia propia o por imposición médica (como Will.I.Am y Robbie Williams), muchas personas adoptan una dieta vegana por temor a los efectos que puede tener en el organismo el consumo de carne.
Y es igualmente una pequeña victoria, porque por cada «carnívoro» que reduce el consumo de carne o abraza una dieta vegana, menor es la demanda por parte de los consumidores y más animales se salvan.
Los problemas del consumo de carne y pescado
A muchos animales se suministran hormonas y antibióticos para engordarlos forzosamente y así obtener más carne y por consecuencia más beneficio económico.
Al final de la cadena, esta carne inflada de hormonas acaba en el plato y en el organismo de quien la ingiere.
El riesgo a largo plazo es el riesgo de aumentar enfermedades u otras complicaciones.
Hoy en día la carne animal se puede sustituir por la carne vegetal, fuente de importantes proteínas.

El pescado tampoco está a salvo: muchos peces presentan niveles de mercurio muy por encima de lo normal.
También se ha comprobado como una buena cantidad de peces ingieren residuos de plásticos (microplásticos) abandonados en el mar, confundiéndolos con comida.
Y al final, es el hombre que se expone al riesgo de poner estos residuos en círculo en su organismo cuando come pescado.
Para ti, carne y pescado se convierten en poderosas herramientas de diálogo para ayudar los demás (vegefóbicos y no) a abrir los ojos sobre lo que están comiendo.
La empatía es tu arma
Como hemos visto, la tarea de lidiar con un vegefóbico no es sencilla, pero tampoco imposible.
Tienes a tu alcance poderosas herramientas de comunicación: la fuerza de las ideas, el dar un ejemplo positivo y explicar los beneficios por la salud que tiene la dieta vegana.

Empatizar es lo más importante para llevar las personas a descubrir otra realidad.
Y para acabar con la vegefobia.