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¿Ser vegano es caro? Toda la verdad…

¿Cuánto cuesta ser vegano (o vegetariano)?

Habrás escuchado mil veces frases como: “La carne vegetal es cara”, “las hamburguesas veganas cuestan el doble que las de carne”, y bla bla bla…

Pero te preocupes, son todos falsos mitos.

Ser vegano no es caro. Al contrario, es más barato de lo que piensas.

Por empezar, dando el paso hacia una alimentación vegana dejarás de gastar en carne y derivados de origen animal, y este mismo presupuesto lo invertirás en tu comida plant-based.

Recuerda que comprar vegano no significa gastarlo todo en productos bio/orgánicos/ecológicos.

El mercado hoy ofrece muchísima variedad: los productos vegetales se encuentran hoy a precios razonables y asequibles, con lo cual no notarás diferencias significativas en tu cartera.

Eso sí, en la comida vegana, como en la «omnivora», hay de todo y para todos los gustos y bolsillos.

Pero sigue leyendo: hoy te daremos algunos buenos consejos sobre cómo alimentarte de forma vegana sin gastarte una fortuna.

Compra alimentos de temporada

Esto es un punto importante: impacta la calidad de lo que comes y también tu bolsillo.

Cada temporada tiene frutas y verduras muy especificas. Cada una con su periodo de maduración particular.

Pero en nuestro mundo globalizado podemos tenerlo todo y en cualquier época del año, ¿verdad?

Y tu añadirás: «¿qué problema hay si como fruta o verdura que son actualmente de temporada en otros continentes o hemisferios?

Ahora, párate un momento a pensar.

La fruta importada de otros países y que llevarás a tu mesa fuera de la estación habrá pasado varios días en cámaras frigoríficas o refrigeradores, reduciendo así la frescura y la calidad de la misma.

Además, el transporte de un país/continente a otro supone inevitablemente un incremento del precio final.

En el caso de productos no importados, en cambio, el problema reside en los métodos para «acelerar» la maduración de fruta y verdura.

Las razones son obvias: se debe desafiar un clima más adverso, se necesitan más aditivos para empujar el crecimiento y se puede recurrir al uso de invernaderos con sistemas de calefacción para empujar la maduración.

Todo esto implica un precio mayor y un compromiso en la calidad del producto final. ¿Vale la pena?

Además, hay algunos estudios que desaconsejan comer la fruta madurada fuera de su estación ideal por ser potencialmente perjudicial para la salud.

En definitiva, comer fruta y verdura de temporada es una elección sabia por varias razones:

  1. Te garantiza la elección de comida fresca, más genuina y a un precio correcto.
  2. Es beneficioso para el planeta: el mayor gasto de producción o de importación de alimentos fuera de temporada y el mayor uso de químicos, se convierte también en un mayor gasto ambiental (más contaminación).
  3. Se evitan casos de monocultivo intensivo y con ellos, el desgaste de los recursos de los terrenos, lo que se traduce en una mayor sostenibilidad.
  4. Comer alimentos de temporada es bueno para la salud, porque permite diversificar de manera natural el aporte de vitaminas, minerales y otros nutritivos que el cuerpo necesita.

Compra productos de proximidad

Aprovecha los mercados locales de proximidad, donde los agricultores ofrecen fruta y verdura sin ninguna intermediación.

Esto tiene muchas ventajas:

  • Apoyarás la economía local
  • Los precios suelen ser competitivos
  • La calidad de los productos suele ser mejor (y en algunos casos bio)
  • Del productor al consumidor, sin etapas intermedias que puedan afectar la frescura del alimento
  • Contaminan menos ya que para llegar al consumidor el tiempo de transporte será más corto.

Si por comodidad, prefieres comprar en las grandes cadenas, mira la origen de los productos.

Del banco de fruta y verdura, elige lo que venga de tu alrededor o como mucho de tu país.

Compra a granel

Comprar a granel resulta a menudo más barato.

El precio por kg suele ser inferior respecto al comprar los mismos productos empaquetados o bajo la etiqueta de alguna marca.

Fruta, granos (como avena, arroz, trigo, quinoa, harinas, etc.),
legumbres, especias, frutos secos y semillas (se mantienen durante muchos meses) son sólo algunos ejemplos.

Compra marca blanca

Muchas veces nos inclinamos por preferir productos de marcas conocidas o anunciadas en televisión.

Error.

En las mayores cadenas, ahora que la demanda de productos veganos está a la alza, se ofrecen productos de marca blanca de buena calidad y a precios más baratos que los equivalentes de brands famosos.

Aprovecha las ofertas

Supermercados y tiendas bio compiten a golpes de ofertas atractivas para capturar tu atención y vender más.

Consulta cada semana los folletos de las cadenas donde sueles comprar para conocer de antemano las ofertas más interesantes.

Si se trata de productos de larga duración o que no caducan, te recomendamos comprar en lotes: la mayor «inversión» inicial se convertirá en un importante ahorro a largo plazo.

No compres todo en un único sitio

Por comodidad y ahorro de tiempo, puede ser muy tentador hacer la compra en un solo lugar.

Sin embargo, si quieres ahorrar dinero, lo mejor es tener bajo control precios y promociones de las diferentes tiendas y comprar en cada supermercado sólo lo que realmente merece la pena.

Ofertas supermercados

Compra productos veganos por accidente

No te limites únicamente a comprar comida con certificación vegana.

Las grandes cadenas tienen también muchos productos «veganos por accidente«.

Son aquellos que pese a no ser etiquetados como plant-based, son aptos para el consumo vegano, al no llevar ningún ingrediente de origen animal.

Para verificarlo, deberás revisar tu mism@ ingredientes y aditivos en la etiqueta del producto tal y como te explicamos en esta guía.

Galletas, yogures de soja, leches vegetales no certificadas, productos envasados, cervezas… puedes encontrar de todo.

Se trata normalmente de alimentos o bebidas producidos y distribuidos en larga escala y por eso, su precio suele ser ajustado.

Usa bolsa reutilizables

Comprar cada vez nuevas bolsas de plástico o papel representa un gasto totalmente superfluo que puedes ahorrarte llevando tu propia (y más resistente) bolsa de tela.

El ahorro es mínimo si lo miras en el marco de una sola compra. Pero a largo plazo puede marcar diferencias, tanto para tu bolsillo como para el medio ambiente.

Cocina en grandes cantidades

Cuando preparas algo, no te limites sólo a la comida del momento.

Aprovecha la ocasión para cocinar en larga escala y/o hacer más platos.

Podrás así tener «reservas» de tus platos en la nevera o en el congelador para futuros usos.

De esta manera ahorrarás de un tirón tiempo y recursos.

Prefiere tu comida casera al restaurante

Quieras o no, cocinar en casa es siempre más sano y saludable que hacerlo en un restaurante o peor, en un fast food.

Sabes qué estás comiendo. Eliges tú los productos y la calidad de lo que compras.

Si haces vida de oficina, seguramente tendrás la tentación de comer fuera. Y claro, comer de vez en cuando en el restaurante está bien, pero no debe ser una costumbre.

De ser así, supondría un gasto superfluo que a largo plazo puede resultar pesado para tu cartera.

¿Lo mejor? Prepárate un tupper y llévate la comida a tu oficina (¡aprovecha el consejo del punto anterior!).

Tu bolsillo y tu salud lo agradecerán.

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